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EL PROBLEMA DE LA EDUCACIÓN EN ESPAÑA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE UN ALUMNO

  • Foto del escritor: Fran Moreda Ramirez
    Fran Moreda Ramirez
  • 29 ago 2017
  • 5 Min. de lectura

“La buena didáctica es aquella que deja que el pensamiento del otro no se interrumpa y que le permite, casi sin notarlo, ir tomando buena dirección.”

Enrique Tierno Galván

De todos es sabido que la educación en España no está pasando por sus mejores momentos. Todos sabemos que algo falla pero nadie sabe a ciencia cierta el qué. Los culpables de esta mala situación serán unos u otros dependiendo de a quien escuchemos hablar. Si bien no existe concordancia en cuanto a culpables y soluciones, donde si existe dicho acuerdo es en lo referente a la gravedad de la situación y a la necesidad de un cambio.


Son muchas las propuestas realizadas para mejorar y muchas más seguirán apareciendo. Desde las propuestas milagrosas que cualquiera de nosotros podemos escuchar en una reunión familiar, hasta argumentos elaborados durante años de investigación por estudiosos de todos los niveles e ideologías. El propósito de este trabajo es ahondar en este tema intentando indagar acerca de qué es realmente lo que falla y qué se puede hacer para solucionarlo.

La idea de este trabajo se puede resumir en una simple frase «Una cosa es saber y otra muy diferente es saber enseñar». Esta frase hace referencia a la didáctica, concepto que es clave conocer para entender esta lectura.


¿Qué es lo que no funciona en España?¿Invertimos poco en educación?¿Cobran poco los profesores? Las preguntas que nos podemos hacer son infinitas, en este trabajo nos centraremos en una concreta:¿Qué hacen diferente los que van mejor? Al parecer nosotros lo estamos haciendo mal, pues vamos a ver y analizar que hacen otros para ir mejor. Cabe matizar que para realizar comparaciones entre países será utilizado el informe PISA del 2012, entendiendo que los países que lo hacen mejor serán los países que mayores puntuaciones han obtenido en dicho informe. Más concretamente utilizaremos como referencia el caso de la educación finlandesa que ocupa los puestos más elevados del ranking.


En una primera aproximación podríamos imaginarnos que el problema de la educación puede deberse a una inversión insuficiente. Existen estudios econométricos que demuestran que esto no es así. Los estudios sugieren que a partir de cierto nivel de desarrollo de un país, es decir, si nos centramos tan solo en el estudio de países desarrollados como pueden ser los del continente europeo, los aumentos en la inversión en educación no tienen un efecto considerado sobre los rendimientos de los alumnos. La OCDE pública regularmente un informe sobre educación, en su informe publicado en el 2013 (con datos del 2011) podemos observar que España tiene un gasto por alumno (9.608$) superior al de la media de la OCDE (8.382$) y la UE (8.348$). También se encuentra por encima de Finlandia que es nuestro país de referencia. Con lo cual, gastando más obtenemos resultados mucho peores. Habrá que buscar, por lo tanto, en otras variables la explicación al problema español.

Los datos de dicho informe también demuestran que, a pesar de los resultados, nuestros profesores son de los mejor pagados en todos los niveles educativos. En educación primaria somos el 7º país que mejor paga a sus docentes y el dato es todavía más elevado si nos centramos en la educación secundaria donde ocupamos el 5º puesto. Se podría pensar también que la culpa se encuentra en que los profesores tienen demasiados alumnos por aula pero una vez más el informe demuestra que esto no es así ya que la ratio alumnos por profesor de España se encuentra por debajo de la media.

Por lo tanto, obviamente pensando en términos relativos, tenemos una educación con inversión suficiente, con unos profesores bien pagados y con un nivel adecuado de alumnos por aula. Todo esto me ha llevado a pensar que el problema quizás no se encuentre en las cantidades. Esto es, quizás no se está enfocando el problema de la manera adecuada y el error no se encuentre en cuánto dinero se invierte ni cuánto se le paga a los docentes. Quizás el problema se encuentre en el cómo y no en el cuánto. ¿Se utiliza de forma eficaz ese dinero? ¿Saben realmente enseñar nuestros docentes?


Es aquí donde entra de nuevo en juego la didáctica. Bien es cierto que un profesor tiene que tener un conocimiento muy elevado de la materia que tiene que impartir, y por supuesto, para llegar a ser docente tiene que superar una serie de pruebas (oposiciones, exámenes, carreras universitarias) que demuestran que tiene los conocimientos necesarios acerca de la materia de la que pretende ser profesor. Ahora, todavía admitiendo que lo anterior es necesario, yo me pregunto:¿Es suficiente?¿Se evalúa de alguna manera que nuestros profesores sepan enseñar, independientemente de cuánto sepan acerca de la macroeconomía, estadística o lo que sea?¿Se comprueba de alguna manera que sean buenos docentes, que es realmente su función? Esto era lo que yo me cuestionaba desde un inicio y es precisamente aquí donde si he encontrado grandes diferencias en comparación a los países que han alcanzado las mayores puntuaciones en el informe PISA antes mencionado, más concretamente, una vez más, en comparación con Finlandia.


La educación finlandesa muestra datos sorprendentes. Los niños finlandeses empiezan la escolaridad obligatoria a los 7 años, es decir, un año más tarde que en España. A pesar de empezar más tarde los niños finlandeses demuestran estar muy por encima de todos los demás países en comprensión lectora, muy por encima de los niños españoles (Melgarejo, J. 2006). Existen numerosas cosas que se hacen mejor en Finlandia que en España en cuanto a la educación pero hay una que destaca por encima de todas y es que en el país nórdico se aseguran que los profesores estén realmente formados para realizar una función tan esencial para una sociedad como es la formación de los estudiantes.


En Finlandia existe un proceso de selección muy estricto para llegar a ser profesor. Se aseguran de que quien forma a sus jóvenes sean realmente personas capacitadas para ello, capacitadas para enseñar. Un dato llamativo es la importancia que se le concede a la didáctica en la formación del profesorado encontrándonos que mientras que en España se le dedican 140 horas ha dicho propósito, en Finlandia la cifra asciende a 1.400 horas, es decir, 10 veces más. Otro dato llamativo es que para acceder a la formación para ser docentes en Finlandia el proceso de selección es mucho más duro. Se les exige a los candidatos unas notas muy elevadas en sus estudios precedentes (algo como el Bachillerato español) y además se les realizan pruebas para medir su capacidad para llegar a ser docente, midiendo cualidades como la empatía, las habilidades artísticas o su capacidad de transmitir un mensaje ante un público. De esta manera y con otras medidas se aseguran de que la docencia sea una profesión prestigiosa y respetada y de que solo los alumnos más brillantes accedan a la carrera para ser profesores asegurándose también de que una vez cursándola estos estudiantes realmente aprendan a enseñar por encima de todo.


En España, por el contrario, el panorama se pinta muy diferente. Las notas de corte para dichas carreras se sitúan en torno al 5-6 y una vez cursándolas los estudiantes no son formados lo suficiente en cuanto a técnicas didácticas y pedagógicas. Se podría decir que mientras a un profesor español se le exige saber, a un profesor finlandés se le exige también saber enseñar.


Como conclusión insisto una vez más en este término, la didáctica, porque por encima de ser un tema marginal y puntual en lo referente a la educación, me parece un tema crucial si queremos mejorar nuestro sistema educativo. Mis propuestas de mejora por lo tanto se centran en mejorar y sobre todo modificar la formación de los profesores volviendo a la idea de partida, una cosa es saber y otra muy diferente es saber enseñar. Debemos exigir más a quien quiera ser profesor, con procesos de selección más estrictos y a la vez es necesario modificar el método de formación de dichos profesores, evaluando que tengan los conocimientos suficientes pero también que sepan transmitirlos. El futuro de un país está en manos de sus estudiantes, debemos asegurarnos de que quienes los forman sean las personas más capacitadas y mejores para hacerlo. De un mal profesor es muy difícil obtener una buena educación.

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